jueves, 14 de mayo de 2020

La ley de capitalización simple

La capitalización simple es una operación financiera que se caracteriza porque la variación que sufre el capital no es acumulativa. 
Los intereses generados en cada período no se acumulan al capital para el cálculo de los nuevos intereses del siguiente período, aspecto que la diferencia de la capitalización compuesta.
De esta manera los intereses generados en cada uno de los períodos serán iguales.

La ley de capitalización simple se utiliza generalmente para operaciones a corto plazo, es decir, menores a un año. Para plazos superiores se suele utilizar la capitalización compuesta. Esto se debe a que en períodos inferiores a un año la capitalización simple produce más intereses que la capitalización compuesta, aunque en períodos superiores al año la situación es la contraria. 


Los intereses (I) generados por un capital (Co) dependen de las siguientes variables:
  • La cuantía del propio capital invertido. (Co)
  • El tiempo de duración de la inversión. (n)
  • El tipo de interés aplicado. (i)
  • La periodicidad. (k) con que se capitaliza. La más frecuente es la anual, y es la que se usa para el cálculo de la TAE, que es la forma que marca la ley española para mostrar los tipos de interés en los contratos financieros. No obstante, también existen las periodicidades semestral, cuatrimestral, trimestral, mensual o quincenal, entre otras. El cálculo correcto del interés exige que el tiempo de duración de la inversión y el tipo de interés estén correlacionados.
En este vídeo podemos ver una comparativa entre la capitalización simple y la compuesta:


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